Anibal Pineda es uno de los mejores montañistas colombianos y con una amplia trayectoria deportiva en las principales cordilleras del mundo. Grandes paredes de escalada mixta, varias expediciones y cumbres en ochomiles, y múltiples ascensos en todas las montañas colombianas, hacen de este ibaguereño un gran ejemplo de perseverancia por la vida en las Montañas.
Su último logro fue el ascenso número 100 a su vecina montaña, el Nevado del Tolima, y con motivo de esa celebración Revista La Piola lo entrevistó para conocer sus impresiones tras este record personal.
La Piola: Anibal, ¿Cuántos años lleva subiendo al Nevado del Tolima?
Anibal Pineda: La primera subida al Nevado del Tolima fue en el año 1978, en aquel entonces después de 8 intentos infructuosos por alcanzar la cumbre, lo logré el 6 de enero de 1982 las condiciones de la montaña eran muy distintas a las de hoy en día.
LP: Desde cuándo o por qué decidió llevar cuenta de la cantidad de ascensos al Nevado?
AP: En 1984 fue mi primera expedición al Himalaya y a raíz de ello sentí la necesidad de tener un diario de expedición. Una vez regresé, reconstruí la corta historia de mis ascensos al Nevado del Tolima, después de allí las fui consignando una por una en mi libreta de apuntes hasta el día de hoy.
Primera cumbre 1982 con Rafael Guarnizo (QEPD)
LP: Fue fácil encontrar siempre un compañero de montaña para estos ascensos o muchas veces tuvo que ir en solitario?
AP: Al principio fue relativamente fácil encontrar siempre un compañero de cordada, eran los años dorados del montañismo colombiano y a la sazón se formaban muchos grupos con las mismas intenciones lo que permitía tener siempre a la mano un compañero deseoso de subir y vivir aventuras, con el paso de los años los compromisos familiares y profesionales alejan a la mayoría y por consiguiente se va quedando uno sólo. Desde muy joven comprendí que si de verdad amaba la montaña tendría que hacerla en muchas ocasiones sin compañía; así fue como aprendí a vivir siempre en el presente, a correr riesgos y llevar a cabo con toda intensidad mis salidas en solitario.
LP: Cual es la experiencia de montaña que más recuerda en el Nevado del Tolima?
AP: Son muchos los recuerdos que me vienen a la mente pero hay uno muy emotivo que evoco con especial cariño. Era el año 1990 y llevaba sólo un mes de casado, celebraba mi cumpleaños 29 y decidí celebrarlo con una guianza a un norteamericano. Fue mi cumbre 29 y a pesar de lo contrariada que quedó mi esposa, con algo de las ganancias pudimos celebrar y bajarle un poco al disgusto… Era el preámbulo de lo que sería mi vida de casado y haciendo montaña.
Cumbre número 100. Abril 2017.
LP: Por qué considera que el Nevado del Tolima es buen lugar de entrenamiento para expediciones a las grandes montañas del mundo?
AP: Algunos hemos escogido el Nevado del Tolima como centro de entrenamiento porque reúne muchos de los exigentes ingredientes que se encuentran en el Himalaya: Altura, dificultad, variedad de terreno y otros más. Si el Nevado tuviera 7000 o más metros de altura creo que no habría montaña del Himalaya que nos quedara grande, lo único que hace la diferencia es la altura, y desde luego la financiación, por lo demás con todo el rigor de esta montaña la preparación que se adquiere para cualquier actividad potencializa al montañista como muy pocas en nuestro país.
LP: Durante alguno de los 100 ascensos, se sintió alguna vez en riesgo de muerte?
AP: No ha sido una sola vez pero el que más recuerdo fue el 30 de marzo del año 2001, mientras escalaba con Belisario Pinzón (Q,E.P.D.). A la altura del Oído en el sector conocido como “La Rampa” decidimos escalar una empinada pared que se había formado en los últimos meses. Lo hacíamos sin cuerda y de repente en el tramo final escuchamos el crujir de la placa y fuimos barridos por una avalancha. De lo poco que recuerdo es como fui sacudido fuertemente y después de unos segundos infernales aterricé en una hondonada como a 150 metros más abajo. Llamé a mi compañero pero no me respondió. Cuando logré incorporarme procedí a buscarlo y lo encontré con heridas y contusiones. Muy maltrechos y después de un penoso descenso logramos llegar al Rancho en las horas de la noche.
Anibal Pineda.
LP: Cuál es la mejor enseñanza que el Nevado del Tolima le ha dejado en estos 100 ascensos
AP: Mi mejor enseñanza: el respeto por la montaña, la honestidad, el valor de la amistad y la capacidad de sufrimiento además de proporcionarme una profunda alegría de vivir, el amor por la familia y mi realización personal.
LP: Cómo considera que ha cambiado el montañismo colombiano en estos últimos años?
AP: El Montañismo a pesar de su evolución técnica se ha visto ensombrecido por las cada vez más restringidas zonas de práctica a lo que ha contribuido poderosamente el calentamiento global y el retroceso de los glaciares, en el pasado reciente los problemas del conflicto armado y las restricciones impuestas por el Gobierno. Aún así, siempre se encuentran montañistas deseosos y comprometidos que con gran sacrificio y amor realizan actividades dignas de todo el reconocimiento al menos entre la comunidad especializada. Lo interesante aquí es que siempre ha existido la renovación generacional que permite hacer perdurable la tradición. Se destacan muchas actividades tanto a nivel local como fuera del país y los niveles de conocimiento, entrenamiento y logros son prueba fehaciente a pesar de los innumerables obstáculos.
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Este articulo hace parte de la colección especial que recopila y celebra los más de 10 años de la Revista La Piola. Fue publicado originalmente el 17 de Agosto de 2017 en la Revista La Piola edición impresa #28.
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