“El mundo es de Dios y se lo alquila a los valientes” Aburridos y desconsolados por el mal clima vagábamos sin horarios por las calles de Puerto Natales. Ansiosos revisábamos los pronósticos meteorológicos en busca de una disminución en las lluvias y el viento que nos permitiera incursionar en las Montañas.
Si, aceptémoslo. Esta montaña es una de las joyas de alta montaña de Colombia. Muchos hemos sido hechizados por la visión de su cono perfecto, que majestuoso se asoma en las madrugadas sobre el horizonte de las ciudades del centro del país, invitando a soñar y a escapar a sus fríos territorios.
Había realizado en solitario la aproximación, sorteado algunas grietas bajo el cielo azul y ubicado una ruta de ascenso. Después de superar la rimaya y una pendiente no muy pronunciada de cerca de 60 grados ahora me encontraba asustado cinco metros bajo la cumbre sobre hielo frágil.
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