El montañismo siempre ha sido una fuente inagotable de inspiración y un desafío constante para mí. Lo descubrí en el año 2009, mientras era guardaparque voluntario en la Sierra Nevada del Cocuy. A partir de mis primeras incursiones en las montañas locales hasta mi primera expedición fuera de Colombia, cada aventura ha aportado valiosas lecciones para la vida. Sin embargo, cuando decidí inscribirme en el Curso Básico de Montañismo del Himalayan Mountaineering Institute (HMI) supe que esta experiencia sería distinta.
El Instituto de Montañismo del Himalaya (HMI), ubicado en Darjeeling, India, es una de las instituciones de formación en montañismo más prestigiosas que existen. Fundado en 1954, tras la primera ascensión exitosa al Everest por Sir Edmund Hillary y Tenzing Norgay, el instituto se ha convertido en un referente para aspirantes a montañistas de todas partes del mundo. Este centro, avalado por el Ministerio de Defensa del Gobierno Indio, ofrece una variedad de programas teórico-prácticos en inglés y en hindi. Entre ellos se incluyen cursos básicos, avanzados, de búsqueda y rescate, métodos de instrucción, aventura, escalada, así como programas especiales para personas con discapacidades. Cada curso está diseñado para impartir conocimientos fundamentales y especializados sobre técnicas de montañismo, supervivencia en altitud y, lo más importante, la mentalidad necesaria para enfrentar los desafíos de la montaña.
Fotografías © Emilio Aparicio Rodríguez. India. 2024.
Adaptación y Entrenamiento
Desde el momento en que llegué a las instalaciones de HMI, sentí que entraba en un mundo nuevo. El campus, rodeado de bosques de pinos y con imponentes vistas de los picos nevados del Himalaya, especialmente del Kanchenjunga, la tercera montaña más alta del mundo, tenía una atmósfera casi mística. Los muros adornados con recuerdos de expediciones pasadas y el espíritu de quienes hicieron historia en el montañismo, impregnaban el ambiente. Inicié mi formación junto a otros 53 estudiantes; hombres y mujeres de todas las edades compartiendo la misma pasión por las alturas en el Curso Básico de Montañismo No. 362. El instituto brinda formación tanto a locales como a extranjeros, y en nuestro curso había un alemán, un español y este colombiano.
El grupo se dividió en cordadas de cinco personas con un instructor asignado; pequeños equipos que debían mantenerse unidos y velar por la integridad, salud y bienestar de sus miembros durante los 28 días del curso.
Fotografías © Emilio Aparicio Rodríguez. India. 2024.
Los primeros 10 días fueron de intensa adaptación, con entrenamiento físico, clases teóricas y prácticas básicas para abordar la montaña.
Las jornadas comenzaban antes del amanecer con varios kilómetros de trote, rutinas de fortalecimiento, ejercicios de resistencia, y hasta yoga con música de fondo. Después desayunábamos lo que se nos ofrecía, con la condición de no desperdiciar ni un grano de arroz, bajo pena de multa. Luego, las clases teóricas comenzaban en las aulas o en el auditorio del campus, abarcando temas como la introducción al equipo de montaña, cómo empacar una mochila adecuadamente, comportamientos de un montañista, y el reconocimiento de amenazas, entre otros. Almorzábamos al mediodía y después de un tiempo de descanso y continuábamos con más clases: lectura de mapas, primeros auxilios básicos, terminología del montañismo, conocimiento de la región del Himalaya, ropa adecuada y sus materiales, prevención en la montaña, avalanchas, tipos de carpas, y manejo de residuos. Aunque el curso era básico, todos recibíamos la misma preparación, refrescando conocimientos pasados y aprendiendo de nuevas personas. Al final del día, cenábamos, disfrutábamos de un tiempo libre, y apagábamos las luces a las 9:00 p.m. para descansar.
Durante esta etapa de formación, también tuvimos revisiones médicas constantes para asegurar que todos estuviéramos en óptimas condiciones de salud para la siguiente fase en la alta montaña. Realizamos prácticas de escalada en roca fuera del campus, con ejercicios de rápel y aplicación de anclajes, familiarizándonos con los equipos de montaña. También hicimos una caminata de entrenamiento de 22 kilómetros con 15 kilogramos en la espalda para ganar resistencia, y debimos superar el Test de Pandam, recorriendo 12 kilómetros con 15 kilogramos de peso en menos de tres horas.
Adaptarse a la altura fue esencial para muchos estudiantes en esta etapa inicial. Situado a una altura de 2.134 metros, Darjeeling es un punto de partida ideal para la aclimatación a la alta montaña.
Prácticas en el Campamento Base
Fotografías © Emilio Aparicio Rodríguez. India. 2024.
La segunda fase del curso comenzó con un desplazamiento terrestre al estado de Sikkim, en los Himalayas. Un ascenso de cuatro días y 30 kilómetros hasta el Campamento Base del HMI, el centro de entrenamiento de montañismo más alto de India, a 4.380 metros de altura. Este campamento, conocido como “Chowrikhang” (Lugar de Pastoreo de Yaks), no está abierto al turismo y solo puede visitarse como parte de algunos cursos del HMI.
En esta etapa, nos centramos en aprender y perfeccionar las técnicas de escalada y supervivencia en alta montaña. Las vistas del Himalaya eran sobrecogedoras, con montañas de 5.000, 6.000 y más de 7.000 metros en todas las direcciones. Varias noches, las tormentas de nieve cubrían el paisaje, creando una escena surreal y brindándonos una enorme oportunidad de aprendizaje.
Fotografías © Emilio Aparicio Rodríguez. India. 2024.
El campamento contaba con alojamientos separados para mujeres y hombres, cabañas para instructores, centro médico, sala de operaciones, cocina, zona de clases y hasta un pequeño restaurante. Las comidas se servían de manera similar a Darjeeling, pero aquí todos preferíamos comer al aire libre, disfrutando de los paisajes únicos.
Los instructores del HMI, montañistas experimentados con múltiples expediciones a sus espaldas, incluyendo el Everest, nos guiaron pacientemente, enfatizando la importancia de la técnica sobre la fuerza bruta. En dos semanas, aprendimos a usar crampones en superficies heladas, dominar las técnicas de autodetención con el piolet, desplazarnos con tirolesa, ascender con cuerda fija y jumar, y a leer mapas con coordenadas específicas. También entrenamos en el Glaciar de Rathong, donde aplicamos todo lo aprendido, enfrentándonos a una pared de hielo de 20 metros en un contexto real.
Fotografías © Emilio Aparicio Rodríguez. India. 2024.
Nuestros alrededores eran un verdadero campo de entrenamiento, donde cada lección tenía un propósito claro: equiparnos con las habilidades necesarias para enfrentar las montañas con seguridad y confianza.
Uno de los momentos más impactantes del curso fue presenciar el alarmante derretimiento de los glaciares en las montañas más altas del mundo. La velocidad a la que se están desvaneciendo fue devastadora, y la montaña parecía llorar lágrimas de agua.
Fotografías © Emilio Aparicio Rodríguez. India. 2024.
Además de la escalada, el curso incluyó sesiones básicas de rescate y supervivencia en altura, que nos prepararon para enfrentar situaciones críticas como tormentas inesperadas, avalanchas y el mal de altura. Incluso, algunos de nosotros participamos en una evacuación real de una estudiante que se fracturó el tobillo a más de 5.000 metros, llevándola por tierra en una camilla durante varios kilómetros. Aprendimos a reconocer los síntomas tempranos del mal de altura, que puede ser mortal si no se trata adecuadamente. Una de las lecciones más impactantes fue la simulación de rescate en grietas, donde tuvimos que aplicar técnicas de autorrescate y trabajo en equipo para sacar a un compañero "atrapado". La experiencia fue intensa, pero reforzó la importancia de la preparación y el trabajo en equipo en situaciones de emergencia.
El curso culminó en el Campamento Base con una pequeña expedición al Monte Rhenok, de 5.029 metros, donde pusimos en práctica todo lo aprendido. Aunque no es una gran altitud, para muchos fue la primera cumbre, y espero que sea la primera de muchas.
Cierre del Curso y Graduación
Fotografías © Emilio Aparicio Rodríguez. India. 2024.
Finalmente, regresamos a Darjeeling tras varias semanas intensas de entrenamiento en el campus y en lo más alto de los Himalayas de Sikkim. Devolvimos los equipos que nos habían entregado desde el inicio, presentamos un examen obligatorio de conocimientos y realizamos unas últimas prácticas antes de la ceremonia de graduación.
Completar el Curso Básico de Montañismo en Instituto Himalayo de Montañismo (HMI) fue una de las experiencias más transformadoras de mi vida. No solo adquirí habilidades técnicas y conocimientos esenciales que complementaron profundamente lo poco que sabía sobre montañismo, sino que también descubrí nuevas facetas personales. Aprendí a enfrentar nuevos miedos, a confiar en mis compañeros y a respetar profundamente las montañas, que, aunque hermosas, son implacables y exigen el máximo respeto.
Este curso no es solo para aquellos que buscan aventuras extremas, sino para quienes deseen conectarse más profundamente con la naturaleza y consigo mismos. Las lecciones aprendidas en el HMI trascienden el montañismo; son lecciones para la vida misma.
Fotografías © Emilio Aparicio Rodríguez. India. 2024.
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