Extrañamos nuestras paredes, ya casi tres años sin la Sierra... obligados a buscar otros territorios y motivados por la aventura de lo incierto nos reunimos con Lucho "Salsa" Ossa, Alex Torres, Rafa Avila, Jhoany Poveda "Rolo" y Victor Ortega el 20 de julio en Huaraz, dispuestos a iniciar una expedición de diez días donde escalaríamos una pared de seiscientos metros de altura en el corazón de los Andes Peruanos.
Nuestro amigo Marco llega con las últimas compras, abrazos y podemos partir. Doce horas de carretera se hacen llevaderas con Mercedes Benz al volante (así se llama nuestro conductor, el lo juró), el CD de "salsa dura" que compramos y el paisaje de la sierra que desde la costa extiende sus descomunales estribaciones conduciéndonos hacia su interior, hacia las grandes montañas. Llegamos y a eso de las 11 pm a Huayllapa y logramos la primera tarea que parecía imposible: contactar un arriero con nueve burros en un poblado de algo más de cuatro calles para salir al día siguiente hacia nuestro campo base.
Expedición Puscanturpa 2018. Al fondo en la izquierda se aprecia el pilar norte del Pico Puscanturpa norte donde trasncurre la vía colombiana "Macondo".
La mañana helada en un lugar en el que el tiempo parece haberse estancado comienza con el ajetreo de nuestras cargas: cerca de 400 kilos de comida y material deben llegar hasta Cuyoc pampa en los burritos, lo más cerca posible de la pared del Puscanturpa Norte, nuestro objetivo. Comenzamos la caminata y al poco tiempo por una indicación de un arriero, Lucho inalcanzable toma el camino equivocado. Continuamos con la esperanza de que su atajo lo llevara al base y encontrarnos para cenar. Llegamos, nos instalamos y la trucha frita con arroz que le correspondía quedo guardada hasta el otro día. Lucho había tenido que volver a Huayllapa a pasar la noche para alcanzarnos en el base al día siguiente.
22 de Julio, alistamos el material para portear y mientras subíamos la morrena hacia la pared, abajo cruzando la pampa una estela de humo se levanta y como un bólido avanza un punto en dirección hacia nuestro campo base: era Lucho llegando ¡nuevamente completos! Se va el día dejando las cargas y analizando el muro gigantesco que se alzaba frente a nuestros sueños, una muralla de columnas hexagonales, fisuras, pequeños techos, grandes techos y desplomes, bloques gigantescos en precario equilibrio, placas impenetrables, un laberinto vertical por descifrar. Decidimos por dónde, a ver qué... la estrategia: nos dividimos en dos equipos de tres, Alex, Rafa y yo comenzaríamos la escalada al otro día.
Expedición Puscanturpa 2018
En una hora estamos en la pared y con el peso de la incertidumbre nos equipamos para escalar -Por acá, parece que se puede- y lanzamos un primer largo, escalada de calidad, algún bloque suelto y protección creativa, la pared nos muestra su sabor y devoramos 50 metros, intercambiamos la liderada, vemos algunos pitones y descuelgues de la ruta "Macanacota" que recorre a los lados de nuestra escalada, tres largos y casi 150 metros de cuerda fija en el primer día. Regresamos al base y el resto del equipo con la cena lista nos espera ansioso por el informe.
El día siguiente el segundo equipo parte hacia la pared, esta vez Lucho y Rolo lideran, mientras con Victor subimos provisiones a la pared. Logran dos largos más y fijamos las cuerdas para continuar en la siguiente jornada.
Expedición Puscanturpa 2018
Casi siempre cuando llegamos a la pared ésta nos recibe con proyectiles que silban amenazantes antes de estallar cerca de donde estamos. Esta vez Rafa y Alex lideran la escalada y con Lucho trabajamos limpiando un largo mas abajo para poder escalarlo en libre. Fijamos nuestras últimas cuerdas y regresamos.
Expedición Puscanturpa 2018
La siguiente jornada nos corresponde continuar con Rolo. Echamos para arriba y logramos tres largos más, duros, aéreos. Teníamos resuelto dos tercios de la pared pero el tiempo se nos agotaba y era momento de terminar la ruta. Alex, Rafa y Lucho harían un intento por descifrar los doscientos metros que quedaban para finalizar la pared e intentar ir a la cumbre (una afilada arista de nieve y otros doscientos metros de desnivel por encima de la tapia). Inician muy temprano mientras el resto descansamos. Llegan al punto más alto de las cuerdas entre "jumareando" y escalando y continúan. Lucho regresa, un malestar y la ventaja de una cordada de dos versus tres le hacen tomar la dura decisión de volver. A las ocho de la noche vemos las luces en lo alto de la pared ¡Lo logramos! por las sombras intuimos que están en la cumbre, la felicidad del equipo es inmensa pero la preocupación por nuestros compañeros en el largo descenso luego de batallar horas en la vertical se hace presente. Una de la mañana... se escuchan las voces en la carpa cocina mientras devoran la cena que dejamos preparada, entre sueños nos reconfortamos por su regreso pero seguimos descansando: al siguiente día Rolo y yo haríamos nuestro intento por escalar la pared.
Expedición Puscanturpa 2018
Amanece e intercambiamos con Rafa algunas palabras claves para nuestro pegue: habían finalizado la pared, pero una cornisa aérea los detuvo de ir a la cumbre. De inmediato cancelamos la intención de cumbre también y decidimos ir más ligeros para encadenar la ruta completa. Por una confusión tuvimos que ascender "escalando" por las cuerdas fijas los tres primeros largos y llegar al equipo, desde allí escalamos en libre los diez largos restantes hasta el final de la pared, un atardecer alucinante en el mejor mirador que podríamos pedir, rodeados de las gigantes de Huayhuash: los Siula, el Trapecio, El carnicero, Rasac, Yerúpaja... dioses de cristal, segundos sublimes y a rapelar concentrados para volver seguros a casa.
Agradecemos a SurCompany, Petzl Colombia y Gangas Inc. Outdoor por su aporte para esta expedición y a las personas que nos apoyaron: Dafrud, Marco de Galaxia Expeditions, Empotrando y Andean Kingdom.
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Este articulo hace parte de la colección especial que recopila y celebra los más de 10 años de la Revista La Piola. Fue publicado originalmente el 26 de Febrero de 2019 en la Revista La Piola edición impresa #33.
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