La montaña. Empezaré por la conclusión: no volveré a una montaña tan comercial. A pesar de que esta es un pico magnífico, su esplendor se ve opacado por una gran actividad turística. Por lo tanto, alcanzar su cumbre resultó ser un gran reto personal, pero está lejos de representar una gran hazaña.

El Khan Tengri es una montaña de 7010 metros de altura, ubicada en la cordillera Tian Shan, en Asia Central. Su cima es la frontera entre los países de Kirguistán, Kazajistán y China. Es muy conocida porque en la era soviética, era una de los cinco picos de más de siete mil metros ubicados en la ex Unión Soviética y los montañistas que llegaban a todas sus cumbres eran reconocidos con el premio denominado Leopardo de las Nieves. Los otros picos son: Comunismo o Ismael Samani (7495 metros), Lenin (7134 metros), Korzhenevskaya (7105 metros) y Pobeda (7439 metros).

Nosotros ingresamos por Kirguistán, un país reconocido por sus impresionantes paisajes montañosos con altos picos nevados, grandes lagos (como el grandioso lago Issik-Kul, de 182 km de longitud) y extensas praderas. Tiene una rica cultura nómada, con las típicas yurtas (grandes carpas blancas) y una amplia tradición ecuestre, que reflejan su herencia ancestral. Así mismo sus habitantes reciben a muchos turistas cada año interesados en su cultura y sus espectaculares paisajes de montaña.

Históricamente, Kirguistán era parte de la Ruta de la Seda, la red de rutas comerciales que conectaba Asia y Europa. Esta ruta facilitaba el intercambio cultural y comercial entre Oriente y Occidente y Kirguistán era un punto estratégico de esta vía. De tal manera que en este país se mezclan diversas culturas, tradiciones, comidas e idiomas provenientes de lugares tan distintos como Rusia, Turquía y China.

khan tengri 02Ascenso hacia al pico Shapaev, al fondo la cumbre del Khan Tengri

El camino.

Mi interés por el Khan Tengri surgió dos años atrás cuando estaba escalando en hielo en Turquía, en compañía de Pako Sanchez, Jorge, Noelia (españoles) y Kirstof (polaco). Pako es un montañista y operador turístico español, especializado en viajes de montaña, con el cual habíamos planeado realizar una expedición al Manaslu (pico de 8163 metros, en Nepal), la cual se vio pospuesta por la pandemia de Covid-19.

Había desistido de viajar a Nepal y hablando con Pako, surgió la posibilidad de realizar el ascenso al Khan Tengri. La idea resonó en mí, ya que nunca había subido a siete mil metros y estaba buscando una expedición en territorio asiático.

Sin embargo, a principio de 2022, sufrí un grave accidente mientras realizaba un vuelo de entrenamiento en mi parapente. Caí unos 20 metros al intentar aterrizar bajo la lluvia y sufrí graves heridas. Doce días de hospitalización, cuatro transfusiones sanguíneas, un tubo de tórax, una cirugía, un tromboembolismo pulmonar, múltiples fracturas en la columna vertebral y mucho dolor después, regresé a mi hogar a tratar de caminar y rehabilitarme para volver a las montañas. El proceso fue lento, pero un año después, y con la ayuda de mi esposa Lorena, mi hija Lupe, mi familia, mis amigos, mis compañeros de trabajo y diversos profesionales de la salud, ya estaba montando en mi bicicleta, realizando vuelos de parapente, escalando en roca y reiniciando a correr. La expedición se concretó para julio de 2023 y seríamos un grupo de cinco montañistas.

khan tengri 01Ascenso hacia el campamento 2

La expedición.

Empaqué mi maleta con mi carpa ultraligera para dos personas, un ala y una silla de parapente ultraligeros de 1.5 kg y mis botas de montaña ultrapesadas para ascensos de ochomil metros. La visa para ingresar a Kirguistan solo llegó unas horas antes de abordar el avión hacia Turquía. De allí volé hasta Biskek, capital de Kirguistán, donde conocí a los demás miembros del equipo: Javier, Angel y Alex que viajaron desde España junto con Pako. Compramos algo de comida y gas, arreglamos los asuntos logísticos con la agencia local (Ak-Sai Travel) para luego dirigirnos en un micro bus hasta el asentamiento Karkará a 460 km de la capital, en la mitad de una gran pradera. Allí abordamos un viejo helicóptero ruso que falló en vuelo y que después de varias reparaciones, en un segundo intento, nos llevó al campamento base del glaciar Inylchek norte, uno de los más largos de Asia.

Para mí, estar en aquel campamento base ya era todo un éxito: independientemente del desenlace, ya había recorrido un largo y duro camino con muchos aprendizajes y valoré muchísimo el simple hecho de arribar allá.

La llegada al campamento Inylchek norte fue impactante: el gran helicóptero aterrizó por tres minutos en la mitad del glaciar para luego abandonarnos en medio de un conjunto de plataformas de madera montadas sobre el hielo, algunas carpas amarillas y muchos escombros de pasadas temporadas. Al frente se erguían la cara norte del pico Chapaev y el Khan Tengri. La temporada en la montaña recién empezaba, éramos los primeros montañistas (junto con Michal, de República Checa) en llegar, para intentar subir por la ruta norte a diferencia de la mayoría de pretendientes que intentarían la ruta sur. Dimitri, jefe del campamento, nos recibió y nos dio unas breves indicaciones en un inglés con fuerte acento ruso. Desapareció poco después dentro de su carpa personal donde albergaba una pequeña estación de radio con la cual se comunicaba diariamente con los guías kirguís, kazajos, rusos y nepalís que en esos momentos estaban cambiando las cuerdas fijas en la montaña.
No me quejaba, porque dormía en una gran carpa, me servían tres comidas diarias y tenía acceso a una letrina cercana. Pero aquel nivel de explotación de la montaña para que los clientes, como yo, subiéramos a la cima, me causaba repulsión. Estaba acostumbrado a pequeñas cordadas, en cumbres aisladas sin ninguna infraestructura y en completa autonomía, lo que me aseguraba generalmente mucha aventura y gran conexión con el entorno, pero poca probabilidad de éxito. Acá encontré todo lo contrario. Descansé por dos días y tomé algunas medidas para monitorizar mi nivel de aclimatación y mi fatiga aprovechando mis conocimientos como médico especialista en Medicina del deporte.

khan tengri 03De izquierda a derecha Alex, Pako, Michal, Angel, Julio y Javier

Rápidamente quedó clara nuestra estrategia. Mientras Pako, Angel y Javier se dirigían a la ruta normal norte para aprovisionar los campamentos y ganar altitud, Alex y yo decidimos aclimatar en una montaña cercana y solitaria para lo cual continuamos hasta el fondo del enorme glaciar. Fueron los días más bonitos de la expedición, aislado de la actividad comercial de la ruta normal y rodeado de altísimos y espectaculares picos. Tres días después, todos estábamos de vuelta en el campamento base (4005 metros de altura). Partiríamos un par de días después para realizar el intento de alcanzar la cumbre. Pero Angel no iría pues consideró que su experiencia no era suficiente para abordar una montaña tan grande.

El pronóstico del tiempo era bueno y el viento cambiante, con mañanas despejadas a pesar de algunas nevadas recientes. Un par de días después empezamos nuestro ascenso con un plan simple: Alex y yo subiríamos con poco peso, yo llevaba 12 kg en total incluyendo el equipo, la carpa, la comida y el parapente, e iríamos ascendiendo progresivamente sin haber preparado ningún campamento intermedio. Las cuerdas fijas iniciaban en la base de la montaña y terminaban cerca de la cumbre, así que el ascenso se convirtió en un rutinario ejercicio de avanzar con el puño de ascensión enganchado a la cuerda y repetir este movimiento cientos de veces. En el campamento dos (a 5485 metros) nos encontramos a Michal, que realizaba su ascenso en “solitario”, si algo así es posible en este tipo de ruta. Para llegar al campamento tres (5840 metros), se debe ascender la cumbre norte del pico Chapaev para luego descender 250 metros hasta el campamento que se encuentra ubicado en el collado norte y que sirve de punto de encuentro entre las rutas normales provenientes de las vertientes norte y sur. Allí se preparaban una veintena de montañistas para intentar el último tramo hasta la cumbre, más de mil metros de desnivel positivo.

Descansamos, y a la noche siguiente, Alex se puso el arnés, los crampones y la chaqueta de plumas donde introdujo su botella térmica con agua y algo de comida. Yo tomé la mochila y empaqué mi parapente. Tenía dos objetivos personales para esta expedición: tratar de alcanzar la cumbre e intentar despegar en parapente desde arriba (ya había descendido desde cimas de cinco mil y seis mil metros en Colombia y Perú). Ascendimos durante toda la noche y la madrugada hasta cruzamos con cuatro montañistas rusos, uno bioleorruso y Michal que llegó arriba antes que nosotros. Pisé la cumbre hacia las 10 am del 26 de julio de 2023, donde me esperaba Alex junto a un trípode que marcaba el final de la vía. Inmediatamente me señaló que pocos metros más arriba encontraría la verdadera cumbre, una amplia meseta donde pude observar los paisajes de tres países diferentes. Me sorprendió que solo vi las huellas de Alex, es decir que las seis personas que habían arribado antes que nosotros se detuvieron en el trípode, se tomaron una foto de evidencia y ¡bajaron sin interesarse por pisar la cima!

khan tengri 05Alex Edo y yo en la cumbre del Khan Tengri

Junto al trípode, extendí mi ala con la ayuda de Alex e intenté el despegue. Pero rápidamente se hizo evidente que el viento era muy fuerte, era un poco tarde para volar y la visibilidad estaba al límite para realizar un vuelo seguro. Decidí abortar después de unos pocos minutos. Lo había intentado, había subido con mi parapente hasta la cumbre, ¡pero regresaría a pie!
Iniciamos el descenso con Alex. Pronto nos encontramos a un grupo de 17 personas de Irán, algunos subiendo y otros regresando, habiendo renunciado a escalar más. Algunos no sabían como utilizar su sistema de descenso para realizar los rapeles y otros les explicaban. Esperamos pacientemente, en turno, para descender detrás de ellos, tratando de ayudar en lo posible. Finalmente, y después de una larga jornada llegamos a nuestra pequeña carpa.

Cuando descansábamos en el campamento dos, llamamos por radio a la base. Pudimos hablar con Javier, quien nos contó que él y Pako iniciaron su ascenso un día después de nosotros pero que este último había tenido un accidente. Cuando superaban un resalto rocoso, un guía ruso que comandaba un grupo de tres personas, desprendió una gran roca que golpeó la mochila de uno de sus clientes, rebotó y cayó sobre Pako quien sufrió una gran herida en su rostro. Javier lo atendió y pidió ayuda al guía, quien lo ignoró, continuando su recorrido sin inmutarse. Con mucho esfuerzo, los dos lograron bajar al campamento base donde el herido fue evacuado al día siguiente en helicóptero hacia un centro de salud en Biskek.

Junto con Alex y Michal, retornamos sin novedades hasta el campamento base. Después de una breve bienvenida, una ducha caliente y una cena, nos enteramos de la desaparición de cuatro montañistas en el cercano Pobeda. Se daban por muertos después de varios días de una intensa búsqueda. También encontramos que el campamento había crecido y las carpas amarillas se habían multiplicado. Llegaron muchos montañistas cazadores de cumbres, la mayoría con guías contratados, que esperaban subir rápidamente por las cuerdas fijas y continuar llenando su lista de victorias. Descansamos y reflexionamos sobre la experiencia vivida; nuestra expedición llegaba a su fin.

khan tengri 04Glaciar Inylchek norte

Epílogo.

El equipo se agrupó nuevamente en la capital, donde pudimos celebrar brevemente antes de partir. Alex estaba eufórico, Pako se recuperaba bien de sus heridas, Javier lidiaba con la frustración de no haber logrado la cumbre, Angel había disfrutado de algunos días de caminatas alrededor de Karkará y yo estaba satisfecho por el reto superado. Espero que nos crucemos nuevamente en Colombia o en cualquier lugar del mundo en un futuro cercano.

No volveré a una montaña tan comercial como esta. Y por lo tanto no continuaré con el proyecto de completar las cumbres del Leopardo de las nieves. Prefiero explorar montañas menos transitadas, por nuevas rutas y en un estilo autónomo, que me lleven a experimentar una gran aventura y que inspiren a mi hija y a otros montañistas a buscar su propio camino, y ojalá, a bajar en parapente.

Resumen.

Ruta normal norte al Khan Tengri (7010 metros, Kirguistán, cordillera Tian Shan), primer ascenso colombiano.
Julio Bermúdez Muñoz (Colombia) y Alex Edo (España).
22 al 28 de julio 2023. icono fin articulo

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